El ave del invierno

Este relato participa en el Reto anual: 12 meses 12 Relatos 2021 organizado por De aquí y de allá by TanitBenNajash, cuyas bases pueden checar aquí.

Todos los años, cuando diciembre está bien avanzado, llega el día en el que aparece cualquier persona corriendo por la calle mientras grita: “¡Lo he visto!”, y así todos saben que el invierno ha llegado.

Dicen que en otros lugares, donde el frío es crudo y la nieve cae con un silencio espantoso, se le puede ver desde mucho antes. Dicen también que ahí la gente prepara banquetes y adorna sus casas en honor a su llegada. Aquí, en este país tropical, el paso del tiempo se percibe de manera más sutil: hay un periodo de calor sofocante que antecede a la lluvia y luego ambos se turnan los días hasta que el ciclo se repite. Es por eso que la novedad de su llegada dura apenas unos par días; luego la gente procura olvidarse de ella y continuar con las labores cotidianas.

Sin embargo, permanece sobrevolando las calles durante varias semanas; a veces, cuando hay luna llena, se puede ver cómo los rayos de luz iluminan sus plumas plateadas y le dan un aspecto fantasmagórico. Los adultos, que pocas veces voltean al cielo en ésa época, no lo notan, pero saben bien que en su niñez, cuando todo les causaba asombro, no podían evitar alzar la vista para contemplar embelesados el vuelo de aquel ser de alas majestuosas, y tampoco pueden olvidar la sensación extraña de sobrecogimiento y júbilo que aquello les producía en ese entonces.

Y así pasa el tiempo. Aunque la mayoría de la gente, ocupada en las faenas diarias, parece no notarlo, hay quienes comentan siempre en voz muy baja que pronto llegará el momento de su partida. Las pocas ráfagas de aire frío comienzan a ser menos frecuentes, los rayos del sol calientan con mayor intensidad y a ella ya no se le ve desplegando sus alas entre las nubes.

Es entonces cuando, como todos los años, ya bien avanzado marzo, llega el día en el que cualquier persona aparece corriendo por la calle. Esta vez no grita: su silencio, y quizá un par de lágrimas que brotan de sus ojos tristes, informan que otro ciclo ha comenzado: el ave del invierno se ha ido y, con ella, como siempre, se ha llevado a una persona a las lejanas tierras donde habita para que le haga compañía. Es así como la primavera comienza. Luego de aquello todos regresan al trabajo diario.

Un comentario sobre “El ave del invierno

  1. Es la tercera vez que intento dejarte mi comentario y el internet no coopera. Pero aquí vengo, me gusta mucho el cambio que noto en tu voz narradora se ve más firme que el año pasado y tiene un mejor ritmo, definitivamente.

    Siento que has perdido el miedo de ser más concreta con las imágenes que creas y se te da bien, en especial la forma en que utilizas el engaño como creas la imagen de algo que puede ser cotidiano dentro de un mundo y le das ese giro que podría considerarse triste pero a mi me resulta prometedor y me hace preguntarme si alguien se ha resistido al ave del invierno. O a donde van aquellos que se lleva.

    Este año en cosas técnicas ya no veo nada de lo que te había comentado el pasado, la diferencia entre este y el último que presentaste la vez pasada es muy muy notoria y creo que este año podre dedicarme sólo a leerte y dar mi opinion de trama.

    Ahorita si bien me gusta, siento que puede dar un poco más. Abordarse desde otro punto de vista o ser el inicio de algo más largo porque me suena a un cuento de advertencia, de esos con los que se pueden comenzar historias más largas ambientadas en el mismo mundo. Piénsatelo.

    Igual ya solo me queda recomendarte experimentar con el ritmo no de la narración, si no de lectura. Esto lo logras jugando con la longitud de las frases y sus entonaciones, siento que podrían ayudarte a terminar de transmitir atmosferas. Y pos bueno, eso es todo por esta vez. febrero tiene menos días pero seguro a ti si se te ocurre algo con la consigna del mes, después de todo son tus moles.

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